lunes, 12 de marzo de 2012

Dio en la TECLA justa

 El domingo por la noche Independiente venció en el clásico a Boca por 5 a 4 y consiguió sus primeros tres puntos en el clausura. Histórico es la palabra que define al encuentro que protagonizaron "rojos" y "xeneixes", 9 goles y una vertiginosidad que asombraba a propios y extraños. Farias fue el gran héroe de la noche anotando tres conquistas, las cuales dos de ellas fueron en los últimos 9 minutos de partido. El "malevo" Ferreyra también marcó su gol mediante un gran tiro libre, al igual que "pato" Vidal que madrugó a toda la defensa local a los 36 segundos de comenzado el partido. Roncaglia (2), Riquelme (1) y Ledesma (1) consiguieron los 4 tantos de Boca Juniors.

Asombroso, admirable, desconcertante, conmovedor, cambiante, electrizante... y me quedo corto. El cotejo del domingo dejó eso, una lluvia de sinónimos que hacen referencia a la cantidad de emociones que se encontraron en tan sólo un partido de fútbol. Llegadas de un lado y del otro, alteraciones en el resultado, grandes definiciones y un estupendo marco. Un resultado que, por obviedad de marcador, deja más feliz a uno que a otro. Sin embargo aquel que disfruta de ver fútbol, se retiró del estadio empachado de goles.

Los primeros 15 minutos darían una prórroga de lo que serían los 90. Independiente anotaba el primer tanto del partido a los 36 segundos, cuando Patricio Vidal capturaba un rebote adentro del área y de volea la colocaba contra el palo izquierda de Orión. Instantes más tarde, el "malevo" Ferreyra aprovechaba un tiro libre cercano a la medialuna y marcaba el 2 a 0 para que los dirigidos por Cristian Diaz y los hinchas rojos se pusieran eufóricos de la alegría. La excitación parecía cortarse cuando a los 12 minutos, luego de un erroneo remate de Schiavi, Roncaglia aparecía por el segundo palo y de cabeza ponía el 1-2.

El primer tiempo era parejo con llegadas de los dos lados, aunque la posesión de la pelota era de Boca. Rondando los 25 minutos, Ferreyra metía un gran centro al área que conectaba al que iba a ser la gran figura del encuentro, el "tecla" Farias. Este se anticipaba por sobre Caruzzo y colocaba un gran remate de cabeza esquinado sobre el palo. Independiente se encontraba con un marcador favorable de 3-1 y el nerviosismo de mantener el resultado se empezaría a notar con el correr de los minutos.

Cuando parecía que el rojo se iba al descanso con una diferencia de 2 goles, apareció Juan Román Riquelme. El enganche xeneixe aprovechó las falencias defensivas del equipo visitante y marcaba un gran gol con la ayuda del "malevo". El primer tiempo finalizaba y Boca amenzaba con remontar en el resultado.

El comienzo de los segundos 45´ fue parejo para ambas partes. Se notaban algunas imprecisiones y no había llegadas claras. Hasta que a los 6 minutos aparecía Roncaglia, luego de una desafortunada jugada que involucraba una mala salida del arquero Rodriguez. El partido estaba ahora 3-3 y todo lo ocurrido durante el comienzo del primer tiempo, parecía olvidado.


Cristian Diaz con el correr de los minutos, se veía cada vez más conforme con un empate. Por ello mandaba a la cancha a Godoy en reemplazo de Vidal. El equipo no encontraba la pelota y se metía cada vez más cerca de su propio arco. Boca iba e iba, hasta que a los 29 minutos aparecía Pablo Ledesma. Solo, sin marca, ponía el 4-3 a favor del local. Todo indicaba que la historia se repetía otra vez y que el rojo iba a sumar otra derrota más.

Pero a partir de allí nada fue igual. De ahora en más sólo resta decir que un jugador cambió el final de un partido. Que un jugador lograba encaminar a un golpeado Independiente hacia la victoria. Un jugador llamado Ernesto Farias. El hombre que anotó el empate a los 44 minutos del segundo tiempo y lograba poner cifras definitivas a los 49, cuando definía con una vaselina por sobre la salida de Orión. Un equipo que demostró alma, a pesar de verse adverso en el resultado. Un destino que resultó favorable al rojo, ya que promediando los 30 minutos, Patricio Rodriguez impedía que Farias fuese sustituído por Parra. La epopeya de ganarle a tu clásico rival, en su cancha, contra su público, contra su invicto y contra el mal arbitraje era ya una realidad.

La victoria trajo calma a la institución. Una nueva dirigencia necesitada de resultados deportivos conseguía sus primeros "logros". Un técnico con necesidad de afianzarse, lograba una increíble victoria. Una hinchada que luego de 5 derrotas consecutivas, quería volver a festejar. Todo terminó satisfactoriamente y eso se reflejó en el espiritu del hincha y de los jugadores.  
Esperemos que la hazaña en la "bombonera", sea sólo el comienzo.

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