El clásico se juega, vive y siente. No importa ni cómo se llegue, ni quiénes lo jueguen. El clásico es un partido aparte, donde sólo hay lugar para epopeyas, hazañas, proezas y leyendas. Donde hay una historia detrás, la cual marca y diferencia a dos grandes protagonistas. Un PADRE, con su conocido repertorio de grandeza y soberbia futbolística, y un HIJO, con su penosa e insignificante biografía de vida.
Son 90 minutos de fútbol, en los que puede jugar mejor uno o el otro. Pero la historia siempre fue igual, la historia siempre fue clásica. El de camiseta roja puede verse adverso, superado por donde se lo mire, pero siempre aparece la mística. Esa mística que nos llevó a grandes logros en la vida, esa que sabe que cuando se juega contra una camiseta albiceleste, se debe dejar la vida en cada pelota. Porque a fin de cuentas, cuando ya no se puede dar más, es ahí cuando la casaca diabólica hace de las suyas.
Son 21 partidos de ventaja, son 21 encuentros en los que 11 jugadores de Independiente dejaron la vida y el alma para poder llevar al rojo a lo más alto. Ustedes no juegan sólo por nosotros, o por ustedes. Juegan por ellos, aquellos hombres que supieron vestir la camiseta del más grande de todos los tiempos y ahora no pueden estar presentes. Ustedes defienden la historia, esa que se construyó ladrillo por ladrillo, a pesar de haber quienes sólo querían tirarla abajo. Demuestren estar a la altura, sentir la gloria llegar.... "En la batalla se al soldado; pero en la victoria al caballero"
Defiendan la historia.... Que nosotros los recordaremos por siempre
LOS ONCE DE INDEPENDIENTE: Gabbarini; Velázquez, Galeano, Milito, Argachá; Monserrat, Godoy, Ferreyra; Villafañez, Parra y P. Rodríguez. Dt: Cristian Díaz
LOS ONCE DE RACING CLUB: Saja; Pillud, Aveldaño, Martínez, Licht; Zuculini, Pelletieri, Castro; Moreno; Hauche y Gutiérrez. Dt: Alfio Basile

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